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viernes, 26 de abril de 2013

Incentivos Docentes


INCENTIVOS DOCENTES COMO REFORMAS
Thomas S. Popkewits y Kathryn Lind
Comúnmente escuchamos en los diferentes medios de comunicación que la profesión de los docentes cuenta con muchos privilegios, ganando mucho dinero, y casi sin trabajar.  
Para ello como menciona Thomas S. Popkewits y Kathryn Lind “en la actualidad se están ejecutando decretos, pautas o estudios piloto, con el objeto de mejorar la calidad de enseñanza” (Popkewits y Lind, 1989, p. 189), para lo cual el actual gobierno y su pacto con los otros partidos políticos han creado una reforma educativa, con lo que se pretende que el país, pero principalmente los niños, maestros y padres de familia se verán beneficiados.
Se habla también de una serie de estímulos para los docentes que hagan bien su trabajo, sin embargo para poder alcanzarlos los docentes tienen que sacrificar su vida personal y familiar en asistir a cursos que no sirven para nada, no cubren con las necesidades reales.
Y para muestra basta un botón, el día de ayer se publicaron los puntajes para poder incorporarse o promoverse en Carrera Magisterial, en la cual previamente se debió de haber hecho 120 horas de cursos, un plan con actividades extraescolares, un examen,  sobre todo toman en cuenta el resultado de los alumnos en enlace y la antigüedad, a pesar de todos estos requisitos la puntuación es la siguiente:

 Como podemos apreciar los puntajes son casi imposibles de alcanzar, y lo único q genera entre los docentes es más trabajo, más cansancio y por ende menos rendimiento dentro del aula escolar.
Así es como nos ve el gobierno y la sociedad en general, son incapaces de darse cuenta que los incentivos docentes es solo una fantasía, que sólo existen para algunos, que corrieron con suerte, o bien tienen alguno conocido dentro de las altas esferas del poder.
Ojalá que si se dieran las evaluaciones para TODOS los servidores públicos, iniciando con los diputados y senadores, pero con las condiciones justas y necesarias, que existirá trasparencia en los resultados, y sobre todo que no sean resultados inventados, como suelen hacer en algunas ocasiones.
Se nos debe de tomar en cuenta más a los docentes que si estamos frente a grupos, para poder tomar muchas decisiones ya que nosotros somos los que realmente sabemos que es lo que necesita el país para salir adelante, no queremos más ideas frías, que no tienen nada que ver con lo que ocurre en realidad en todas y cada una de las aulas y escuelas de nuestro país.
 
Ellos son el único motivo que nos tienen aun de píe, que nos hace luchar y pensar que algún día las cosas cambiaran, o al menos volverán a ser como antes, porque un docente con verdadera vocación, a pesar de que nunca entre a Carrera Magisterial, de asistir a cursos, de casi no ver a su familia, de no comer bien, y que no recibir ningún tipo de estimulo, día a día da lo mejor se sí mismo para que sus alumnos sean buenos ciudadanos.
Sin embargo todo termina por cansar a uno, y si la situación no cambia, claro esta que los docentes terminaran por abandonar su trabajo, y preferirán dedicarse a otra cosa, dejando en las aulas, a personas que ni siquiera serán maestros, y que lo único que harán con nuestra sociedad es echarla a perder, aun más de lo que esta, habrá más delincuencia, por la falta de empleo y la violencia aumentara.
Esto es lo único que están provocando con su famoso pacto, tiraran a la basura nuestro país, llevándose consigo la mayor cantidad de dinero posible,  solo nos dejaran problemas de todo tipo, tristemente no les interesa la calidad sino la cantidad de dinero que pueden obtener de la educación.
 

 

1 comentario:

  1. Con frecuencia vemos lo injusto de la asignación de los estímulos a los profesores. Es su experiencia y la de muchos, quizá la mayoría, de los docentes en México.

    Con todo, quedan motivos de hacer un trabajo digno para el maestro o la maestra que deliberan sobre la razón de ser de su trabajo y buscan la solidaridad con quienes hacen del magisterio una opción fundamental de vida.

    Hay motivos para la esperanza.

    Hugo Ávila Gómez

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