¿Incentivos docentes u obstáculos
laborales?
La reformas vividas en mi trayectoria
profesional las considero como un aumento en la burocracia del
sistema educativo de nuestro estado; cada vez asfixian a los docentes
con trámites y cursos que no aterrizan en un cambio verdadero en la
calidad de la educación. En el 99, cuando me integré al servicio,
conté con una clave E3 dentro de los programas compensatorios, el
objetivo era que los maestros nos arraigaramos en las comunidades
donde prestabamos nuestro servicio e implementaramos estrategias para
abatir el rezago educativo, entre otras cosas. En el 2000, dicho
incentivo a los maestros cambió por REDES, haciendo categorías de
escuelas y estableciendo montos de acuerdo al tipo de organización
de cada centro escolar, de esta manera el monto más alto era para
los docentes que trabajaban en escuelas unitarias, en seguida estaba
la categoría de escuelas bidocentes y y tridocentes, luego las
tetradocentes y pentadocentes, y finalmente la categoría de quienes
trabajaban en escuelas de organización completa.
El trabajo dentro de este programa
compensatorio ha tenido que ver asuntos relacionados con el rezago
escolar, fomento de la cultura y el deporte, etc., actualmente esta
vigente el programa, cada día más atiborrado de asuntos
administrativos, envío de informes preestablecidos por la instancia
estatal, documentos que solo entorpecen el verdadero trabajo frente a
grupo. Los montos siguen siendo los mismos desde hace aproximadamente
13 años, por su parte, aunque son convenios que supuestamente se
firman si hay consentimiento del docente, el gremio magisterial
continua trabajando bajo esta estructura porque la situación
socioeconómica lo amerita o porque si no se firma dicho convenio
habrá señalamientos de los inmediatos superiores hacia los
docentes.
En otro sentido, las reformas
educativas, respecto a lo verdaderamente pedagógico, no han sido
otra cosa más que cambio de nombres a programas, todos los cambios
se han orientado bajo la corriente constructivista; lo que antes se
llamaba enfoque funcional ahora es una competencia, en fin, el mismo
asunto, solo que los materiales que aporta la SEP son cada vez de
menor calidad en su contenido. En lo personal, he vivido reformas y
programas que no se han consolidado, por ejemplo, la articulación de
la enseñanza del Español a través de un material de lectura del
cuál se derivaban actividades en un libro de ejercicios, la
renovación de los libros de texto estaba prevista para todos los
grados de educación primaria, sin embargo solo se dió hasta el
cuarto grado. En el gobierno de Fox se intentó digitalizar los
libros de texto a través de Enciclomedia; solo se logró en los
grados de quinto y sexto, y la gran inversión no cumplió su
objetivo inicial.
Ahora estamos frente a una reforma
administrativa, porque no es una reforma educativa, porque, en mi
opinión, los docentes tenemos mucho que abonar si se quiere hacer
una reforma educativa efectiva. Nuestro centro escolar pronto habrá
de convertirse en nuestro verdadero hogar, no el segundo hogar.
Trabajar la jornada escolar dentro del Programa Escuelas de Tiempo
Completo, cumplir con cursos de actualización y llevar a cabo las
actividades del PATCM para intentar acceder a nuevos incentivos
laborales, realmente no deja tiempo para poder realizar gran cosa
fuera del ámbito educativo. Los maestros somos los culpables del
desastre educativo actual de acuerdo con nuestras autoridades, pero
¿dónde esta la responsabilidad de ellos respecto a proporcionar las
condiciones necesarias para poder desarrollar nuestro trabajo
dignamente? Es en primer lugar frustrante y luego risible que nos
señalen y no vean que los medios con los que contamos no
corresponden a las escuelas de comerciales de televisión que
muestran el arranque de supuestos programas educativos de vanguardia,
nuestras condiciones laborables son muy distintas, con muchas
carencias y mucha exigencia administrativa para traducirla en simples
estadísticas de las jefaturas regionales para señalar a los
docentes sin tomar en cuenta los contextos escolares, las carencias
de los alumnos, de sus familias, y la ausencia del gobierno para
poder mejorar las condiciones de vida de los sectores más
vulnerables.
Hace algunos años comencé a
estudiar el idioma inglés por interés propio, no por imposición de
algún curso de las autoridades educativas, terminé y busqué la
alternativa de poder trabajar en educación secundaria. Para las
autoridades no había validez en mis estudios realizados por más de
dos años, a pesar de que la escuela en donde realicé mis estudios
esta incorporada a la SEP. Con el paso del tiempo, cierto día el
Centro de Maestros, (instancia encargada de desarrollar y coordinar
cursos y/o trayectos formativos) me contactó para que coordinara un
curso de Inglés para maestros de primaria y secundaria, acepté más
por compromiso moral que por compromiso laboral, curiosamente ahora
si tenía validez mi estudio realizado.
Considero que no se trata de imponer,
se trata de que cada docente tenga el verdadero compromiso de servir
a nuestra niñez; la imposición de cursos o programas de nada sirve
si no hay compromiso de las autoridades, por ejemplo, cuando ponen al
frente de éstos a personas que no tienen el perfil o que son
totalmente ajenos al ambiente educativo. Es triste ver una reunión
estatal donde los encargados de la implementación del idioma Inglés
en las escuelas primarias de nuestro estado, los coodinadores, no
tengan la preparación suficiente para desarrollar su trabajo, pero
lo más importante, para lograr que se cumpla el objetivo el
programa, que la niñez zacatecana se beneficie realmente en su
formación integral.
Los docentes comprometidos buscan
alternativas para lograr aprendizajes en los alumnos con las reformas
educativas, sin las reformas educativas y a pesar de las reformas
educativas.
BIBLIOGRAFÍA.
POPKEWITZ Thomas S, Lind Kathryn.
“Incentivos docentes como reformas: Trabajo docente y cambio
de los mecanismos de control en educación.”
En Maestros. Formación, práctica y transformación escolar. Miño y
Dávila Editores S.R.L. Buenos Aires, Argentina. 1998.
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