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martes, 19 de marzo de 2013

EL DOCENTE: UN INTELECTUAL TRANSFORMADOR INACTIVO


EL DOCENTE: UN INTELECTUAL TRANSFORMADOR INACTIVO

Como docente de educación primaria, me he enfrentado a varias dificultades, una de ellas es indudablemente a “tener que enseñar lo que creo irrelevante”. En los programas de estudio nos mencionan los contenidos a tratar en cada grado, sin embargo hay algunos que me pongo a pensar –y estos para qué. Sin embargo, debo reconocer, he sido obediente con la finalidad de evitar una llamada de atención por las autoridades educativas superiores, pues para ellos es muy importante  abordar los contenidos marcados en el curriculum. Sin embargo, como maestro multigrado, debo reconocer que me he dado libertad de darle prioridad a ciertos aspectos y algunos contenidos se los he hecho a un lado, claro, esto me ha costado que en los exámenes aplicados a los alumnos a nivel zona, los resultados no nos han favorecido.

Quizás la desmotivación de muchos docentes sea ese, enseñar de manera obligada ciertos contenidos a pesar de que no los sientas como útiles y necesarios para los alumnos. Lo lamentable es que todo nos lo imponen, nos sentimos un tanto aislados, pues somos los últimos en enterarnos y mal informarnos de todos los cambios educativos que van surgiendo y somos los principales responsables de que aquello se implemente y dé resultados, -que contradicción no?. Es por ello que se menciona que “Estos enfoques significan, por lo general, que tanto a docentes como a alumnos se los “sitúa” dentro de planes de estudio y esquemas administrativos de la educación que reducen sus roles a la implementación o a la recepción de metas y objetivos elaborados por editores expertos y otros muy alejados de las especificidades de la vida cotidiana en las aulas. Este tema a adquiere mayor importancia cuando es visto como parte de una objetivación creciente de la vida humana en general. El concepto del docente como intelectual ofrece una postura teórica para luchar contra este tipo de imposición ideológica y pedagógica”[1].

Siento que nuestras autoridades educativas están llenas de contradicciones, pues pregonan y nos invitan a ser creativos, imaginativos, reflexivos, críticos y demás, pero desde el primer día de clases te dicen, esto es lo que tienes que enseñar, los objetivos y propósitos son estos, debes de enseñar de esta forma usando esta metodología, los libros de texto son estos, y hay que lograr que los alumnos los contesten en su totalidad. O sea, esto es como ser creativo e imaginativo pero con infinidad de límites y restricciones, entonces ¿hasta dónde ser creativo, imaginativo?

Todos los docentes somos intelectuales transformadores, sabiendo que “Dentro de esta perspectiva de la enseñanza, la reflexión y la acción crítica se vuelven parte de un proyecto social fundamental para ayudar a los alumnos a desarrollar una “conciencia” profunda y duradera en la lucha para sobreponerse a las injusticias y cambiarse a sí mismo”[2].   Sin embargo por distintas razones algunos estamos inactivos, la rutina, el hastío, el exceso de talleres, cursos, diplomados, el cumplir con los programas compensatorios y escuelas de tiempo completo y actividades cocurriculares, hay cumplido su objetivo: matar nuestro ingenio, creatividad, imaginación, etc. por el simple hecho de sentirnos preocupados, angustiados, desmotivados, solos ante infinidad de actividades a realizar.


Desgraciadamente las evaluaciones nacionales e internacionales nos tienen con la mano en el cuello, pues ellos quieren saber los logros que según sus necesidades e intereses  deben de haberse alcanzado, para saber que está mal y que hacer. Mientras esta homogeneización se dé y la globalización esté al orden del día, se los digo como docente, veo muy difícil, complicado y casi imposible, que algún día nos den a los docentes la libertad de adaptar el curriculum a nuestro medio ( rural o urbano) y en si a las características y necesidades de los alumnos, y si por algo se nos ocurre, las consecuencias podrían ser que los resultados en ENLACE, por ejemplo, fueran deficientes, y como docente fueras etiquetado como, “un docente ineficiente, carente de la pedagogía para enseñar”. O sea, ¿qué haces, o te alineas o te…?.

Ya por último me quedo  con una idea de la lectura, la cual menciona que “Estas alianzas son absolutamente necesarias para que los docentes, en especial dentro de las escuelas públicas, puedan traer fuerza exterior para luchar por condiciones ideológicas y materiales dentro de las escuelas que les permita funcionar como intelectuales. Es decir, condiciones que harían posible que reflexionen, lean, compartan su tarea con otros, produzcan materiales para el programa, publiquen sus logros como docentes, y otros fuera de sus escuelas locales, etc”[3]. sería lo ideal, sin embargo la realidad es un tanto difícil y complicada.

 

Bibliografía

 

Aronowitz Stanley y Giroux Henry, en: ALLIAUD, Andrea, y DUSCHATZKY, Laura, Maestros. Formación, práctica y transformación escolar, Buenos Aires: Niño y Dávila Editores-Universidad de Buenos Aires, pp.161-185

 

 

 



[1] Aronowitz Stanley y Giroux Henry, en: ALLIAUD, Andrea, y DUSCHATZKY, Laura, Maestros. Formación, práctica y transformación escolar, Buenos Aires: Niño y Dávila Editores-Universidad de Buenos Aires, P. 171
[2] Ídem, p. 177
[3] Ídem, p. 184

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