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sábado, 23 de febrero de 2013

El oficio del maestro. Contradicciones iniciales. Emilio Tenti Fanfani.


El oficio del maestro.


Contradicciones iniciales del Estado en no proporcionar los recursos suficientes a las escuelas de educación básica.

Emilio Tenti Fanfani.

Durante el siglo diecinueve el Estado liberal mexicano, encabezado por Porfirio Díaz, estuvo impregnado de un ambiente modernizador, como parte de ese proceso de construcción nacional y progreso, la educación no fue la excepción, y fue parte fundamental del proyecto modernizador porfirista. Ello hizo necesario replantear la función del Estado en materia educativa; así, se buscó adecuar la educación a las nuevas necesidades y encaminarla hacia fines nacionalistas.

El país intentaba definirse como una nación moderna dentro del contexto mundial del capitalismo, para ello, se utilizó la educación como el factor central de unidad. La instrucción era el medio para combatir el analfabetismo y para formar hombres leales al Estado, por lo que se hizo necesario que el proyecto educativo nacional del porfiriato ordenara y unificara las distintas propuestas hechas por teóricos, pedagogos, hombres de estado, profesores y juristas.
Para lo cual, el Congreso Nacional de Instrucción Pública (CNIP) de 1889-1890, discutió  los aspectos educativos. Hizo un diagnóstico de la situación de la educación y se definieron los lineamientos y las políticas que tenían que seguirse en materia educativa.
Además, se calificó  la realidad educativa, cuyo rasgo educativo era la desorganización, pues no existía homogeneidad en leyes, reglamentos, sistemas escolarizados, métodos y progresos; en síntesis   no había acuerdos precisos en materia educativa. Para ello, se establecieron parámetros que se creían adecuados para la enseñanza.

El estado mexicano necesitaba organizar las actividades educativas en una sola dirección y trazar políticas que le permitieran consolidarse como una nación desarrollada y progresista en el marco que le imponía formar parte de los países capitalistas.


En el aspecto educativo no existían leyes homogéneas, ni un orden común para la instrucción, ya que en los Estados de la República las disposiciones  tomadas respecto a la instrucción dependían en la mayoría de los Ayuntamientos y sus consejeros, lo cual ocasionó  que cada vez se renovaba ésta institución y se modificará también los acuerdos para la instrucción, dificultando la continuidad y la organización de la educación.


Para terminar con esta anarquía se exhortó  a los Estados, al Gobierno del Distrito Federal y Territorios a uniformar su legislación y sus reglamentos escolares. Para lograr la uniformidad de la instrucción e inculcar los nuevos valores al ciudadano mexicano, no bastó con la organización y la reforma de planes y programas comunes; se hacía necesaria la formación de los maestros, ya que eran ellos los encargados de aplicar los nuevos conocimientos y de transmitir el ideal del Estado porfiriano con su enseñanza por todo el país. En el fondo, se trataba de igualar un discurso nacional que justificara al Estado liberal.


Sin embargo, conseguir la unidad nacional para el Estado tenía algunas limitaciones en el nivel educativo, debido a que los ingresos destinados para financiarla era difícil porque  existía una gran diversidad de clases que habitaban a lo largo de la República Mexicana. Pese a estos obstáculos, la enseñanza fue utilizada como elemento principal para que el Estado respaldará su postura liberal y consiguiera la formación de un nuevo ciudadano bajo un solo esquema nacionalista, todo a partir de dar mayor solidez al sistema educativo nacional.


El énfasis en la uniformidad, reflejaba la tendencia político-ideológica del régimen, pues se trataba de uniformar, no de centralizar la educación, ya que los estados seguían conservando su autoridad sobre las cuestiones educativas en sus respectivos territorios.


La idea de unidad nacional y el impulso de acciones educativas concretas trataban de formar una escuela nacional mexicana del porvenir, con una uniformidad en sus distintos ciclos, características  que acabarían con las dispersas rivalidades nacidas de la diversidad de métodos, de libros de texto y de las diferentes asignaturas.


Con ello, se pretendía a toda costa promover la educación de las masas, con un doble objetivo; prepararlos en el aspecto intelectual y formarlos en los principios de amor y respeto hacia las instituciones liberales.


La triste realidad, es que el Estado no proporciona a los maestros los medios para que estos ocupen en la sociedad el lugar que les corresponde, ya que con bajos sueldos la vida se hace pesada, porque el hombre no vive solamente de ideas y de satisfacciones morales, necesita también buenos alimentos y comodidades materiales, siendo útil mejor las remuneraciones del trabajo y de la carrera docente, estimulando par que se desempeñen bien sus  labores.


Por el contrario, el Estado se empeña de no proporcionar los recursos y materiales educativos a las escuelas, y de poner cualquier tipo de trabas para que los maestros no puedan ingresar o subir de nivel en barrera magisterial.



Profesor: Juan José Castañeda Curiel.







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