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martes, 4 de junio de 2013

PROFESIONAL INVESTIGADOR


I.III.-Profesional investigador.

“De ahí la importancia de debatir y comprender que la universidad no es el único lugar para hacerse maestro investigador, pues el maestro se hace investigador desde su propia práctica, cuando la mira, la pone en cuestión y busca transformarla teniendo como norte la educación liberadora”[1].

 

Para iniciar, es importante hacernos la pregunta ¿Cómo y dónde se forma un profesor investigador? Messina hasta cierto punto nos da la respuesta al afirmar que se hace investigador desde su propia práctica, estoy de acuerdo puesto que, me imagino a un docente recién egresado de la normal que decide no ejercer para convertirse primero en investigador, la pregunta ahora es ¿qué va investigar, que tema es el que puede observar que presentan en general sus alumnos, con que finalidad piensa investigar, cuál va a ser la motivación que lo invite a seguir investigando? Simplemente se ve difícil, más no podemos decir que imposible.

Es por ello que estoy convencido que la necesidad de investigar debe nacer a raíz de otra necesidad, la cual puede ser dar solución a problemas que afectan a nuestros alumnos,  para esto, es preciso señalar que se requiere de un cumulo de factores, entre los que podemos mencionar: compromiso,  experiencia, teoría y práctica. Si no se cuenta con alguno de los factores ya descritos, la investigación sería incompleta y por ende los resultados serían pocos o nulos. Esa relación teoría-práctica, es un binomio que jamás se debe romper, pues como menciona Messina “Se puede pensar la formación del maestro investigador no desde la práctica o desde la metodología de la investigación, sino desde un lugar donde teoría y práctica se integran y dialogan, donde se hacen presentes la filosofía de la educación, la sociología de la educación, la semiología, la sistematización educativa, etcétera”[2].

Además de la teoría-práctica, el compromiso como docentes hacia la educación de los alumnos es otro factor que ya se mencionó como de suma importancia para lograr hacer una buena investigación, lo puse en primer término puesto que, si no contamos con éste, los otros no se pueden ejercer, si en nosotros domina la calma, la despreocupación, el confort, el renegar, el culpar a los demás, etc. es imposible pensar que podemos hacer algo para ayudar a nuestros estudiantes a solucionar que les afectan en sus estudios; es por ello que “El maestro investigador es uno que está comprometido con los niños, los jóvenes, los adultos, que puede trabajar tanto en programas educativos formales como no formales, que está dispuesto a acompañar a todos  los sujetos, adoptando como norte su autonomía y su realización”[3].

Finalizo haciendo énfasis en que, como docentes siempre debemos de tener ese espíritu investigador, es por ello cuestionarse desde una actitud negativa del discente hacia alguna actividad a realizar o desde una mirada que refleja ese rechazo hacia la escuela hasta un problema grave que está afectando los estudios de los infantes, y claro poner en práctica los elementos ya descritos y otros que consideren necesarios para abatir de la mejor forma dichas dificultades.

I.III.I.-Mi experiencia como investigador

Como docente, año con año me enfrentaba con un problema grave en la mayoría de mis alumnos, su competencia lectora era deficiente puesto que no cumplía con los requerimientos necesarios para comprender hasta cierto grado lo que decían los textos escritos. Ciclo con ciclo me daba a la tarea de diseñar y llevar a la práctica nuevas estrategias y actividades que respondieran ante dicho problema, las cuales eran fruto de mi experiencia y conocimiento, ya que no me daba a la tarea de consultar bibliografía, si acaso el programa de estudio. A pesar de ello, y tomando como base el desarrollo de mis alumnos, retomaba las estrategias y actividades o las modificaba por otras y hasta cierto punto estoy convencido que logré mi objetivo, esto al desarrollar el gusto por la lectura.

Tuve que llegar a la maestría para ponerme a investigar más de lleno sobre el tema ya arriba descrito, con esto me di cuenta que ciertamente, mucho de lo que hacía estaba muy bien y era respaldado por diversos autores, sin embargo también había detalles en los que me estaba equivocando, esto principalmente al darle mucha importancia a la lectura en voz alta, y querer que se hiciera de forma impecable interrumpiendo constantemente a los niños cuando se equivocaban.

En estos momentos con un cumulo mayor de teoría y práctica, me siento con mayor confianza y más capacitado para promover la lectura, tanto el gusto como la comprensión, me siento con más herramientas; más sin embargo también estoy consciente que aún falta mucho que aprender, es por ello que debemos seguir investigando y hacer las modificaciones pertinentes en nuestra práctica docente.

En pocas palabras y antes de finalizar este apartado, en lo particular lo que pretendo al desarrollar la competencia lectora con mis educandos es eso que Messina llama “empoderamiento de los sujetos de sí mismos y de los otros”[4]. Pues cuando un alumno “sabe leer”, es capaz de aprender por el mismo “autoaprendizaje” y no necesita a los otros, es por ello que mi meta es que el niño se enseñe a “aprender a aprender” por si sólo al leer diversos textos impresos, esta es la verdadera educación.

I.III.II.-Obstáculos con los que nos podemos encontrar para ser un maestro investigador.

Las horas y el tiempo que el profesor dedica a atender a sus alumnos en la jornada de clase ha tendido a ir aumentando en los últimos años, esto a través de programas como “Escuelas de tiempo completo”, aunado a cursos y diplomados que el docente tiene que realizar si quiere participar en carrera magisterial. Todo esto lógicamente reduce el tiempo en que el profesor puede preparar sus clases, y por consiguiente el tiempo para analizar, criticar, reflexionar sobre lo sucedido en su práctica y finalmente realizar investigaciones que le ayuden dar luz a sus problemas es casi nulo, ¿a qué horas?, solamente que no tuviera familia y se dedicara el 100% a la docencia.

Mi experiencia como docente, demuestra que ciclo con ciclo la carga laboral y administrativa tiende a aumentar, pareciera que las reformas educativas están encaminadas a eso, “mantener al profesor ocupado para que no analice su situación y se dé cuenta de la situación tan precaria en la que labora”.

I.III.II.I.-La evaluación

La evaluación realizada tanto a alumnos como a docentes tiene distintas finalidades, y una de ellas es sin duda, cumplir con lo que el sistema educativo nos exige, de lo contrario se aplicaran las sanciones correspondientes. Entonces yo me pregunto ¿cómo adaptar una enseñanza local cuando la evaluación es global y universal?, ¿cómo evaluar igual a una comunidad rural que a un colegio particular?. En fin, esto existe y seguirá existiendo hasta que los gigantes de la educación lo decidan.

María de la Luz Jiménez nos habla de ese “control” que ejercen sobre nosotros a través de la evaluación, al asegurar que “Las directrices reestructuradoras convergen en programas y proyectos de profesionalización docente, con promesas de mayor autonomía y estatus a los profesores que se inscriben respondiendo a las propuestas formadoras, pero al mismo tiempo se ejerce un mayor control a través de la evaluación y nuevas reglas para la carrera docente”[5].Esto es algo de lo que ya mencionábamos, con la profesionalización como que nos sentimos libres para volar por lugares distintos que nos ayudan a dar luz a nuestros problemas dentro del aula, sin embargo nos cortan las alas y por ende nos caemos en caída libre cuando se llega el momento de la evaluación y nos dicen “esto es lo que usted y sus alumnos deben saber” y no me importan las escusas.

Sin embargo a pesar de los obstáculos tan grandes con los que nos podemos enfrentar para ser maestros investigadores, debemos no vencernos y encontrar siempre el momento y la forma para constantemente indagar, reflexionar, evaluar y analizar nuestra práctica docente y por consiguiente investigar todo aquello que nos preocupa para llegar a soluciones concretas, como dice Messina “Sin duda existen condiciones que no permiten salirse de los esquemas preestablecidos, recursos escasos, espacios precarios, etcétera. Pero aun reconociendo que el sistema educativo opera como un gigantesco panóptico, existen intersticios donde el maestro investigador es posible, necesitamos pensar que es posible, hacerlo real, sin detenerse por aquello que no está listo: empiezo desde donde estoy y en las condiciones en que estoy, sin esperar a que cambie”[6].
BIBLIOGRAFIA
 

Jiménez Lozano María de la Luz, Formar-se en investigación. Modos de relación y saberes de la experiencia. En Calderón López Velarde, Jaime (Coordinador) (2012). Investigación, formación y docencia. De los imaginarios a las posibilidades de praxis. Zacatecas/UPN Taberna libraría editores, pp. 55-88

Messina Graciela, ¿Qué es esto del maestro investigador en América Latina?  En: Calderón López Velarde, Jaime (Coordinador) (2012). Investigación, formación y docencia. De los imaginarios a las posibilidades de praxis. Zacatecas/UPN Taberna libraría editores, pp. 35-52

 



[1] Messina Graciela, En: Calderon López Velarde, Jaime (Coordinador) (2012). Investigación, formación y docencia. De los imaginarios a las posibilidades de praxis. Zacatecas/UPN Taberna libraría editores, p.45
[2] Ídem, p. 42
[3] Ídem. P. 50
[4] Ídem, p. 47
[5] Jiménez Lozano María de la luz, En Calderón López Velarde, Jaime (Coordinador) (2012). Investigación, formación y docencia. De los imaginarios a las posibilidades de praxis. Zacatecas/UPN Taberna libraría editores, p. 66
[6] Óp. Cit. Messina, p. 50

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