“MAESTRIA
CON CAMPO EN FORMACIÓN DOCENTE: UN RETO, UN DESAFIO Y UNA ESPERAZA”
Corría el mes de agosto del
2011 cuando se me hizo la invitación para cursar una maestría, la cual decían
los que sabían que era con campo en formación docente; al inicio no comprendía
dicho término “con campo en formación docente”, sin embargo el ser en nuestro
municipio me llamó la atención, pues sabía que era una muy buena oportunidad
para estudiar una maestría sin necesidad de salir a otros municipios. En fin,
nos decidimos, entregamos los papeles correspondientes, sin dejar a un lado la
cuota, se llegó el día del examen en Zac. Y con un poco de temor nos dirigimos
hacía aquella bella ciudad, particularmente a Guadalupe.
Al final del examen la
sensación fue un tanto de decepción pues sentía que el nivel del mismo era
hasta cierto punto elevado para mis conocimientos como docente frente a grupo,
en fin, se llegó el primer día de clases y el miedo y el temor se hicieron más
fuertes, tan sólo de pensar ¿quién será nuestro profesor, cómo será, será
enojón, intolerante, viejito o joven?, en fin, muchas dudas y pocas respuestas.
La sorpresa fue que al llegar al COBAEZ plantel T. García de la Cadena, Zac.
Ahí estaba un hombre “joven” con un porte muy educado que de inmediato me
saludó de mano, como buen mexicano; esto hasta cierto punto me dio confianza y
el temor disminuyó un poco, así trascurrió el primer día de clases al dar a
conocer nuestro nombre y nuestra trayectoria como profesionales de la
educación, sin dejar a un lado los libros que llevaríamos para ese primer
semestre (Oscar Zapata y Umberto Eco).
La segunda clase fue en el
cyber del “Hijo de Hilario” pues en el COBAEZ nunca hubo internet, aquí el
temor se intensificó, ¿cómo usar la plataforma, si era tan difícil y
complicado?, -se me hace que no voy a poder- fue un pensamiento que de repente
me llegó. Así fueron transcurriendo las primeras clases con un miedo enorme a
la plataforma y con lecturas “fumadas” que sinceramente no entendía mucho, ya
imaginaremos dichos reportes de lecturas cómo estarían.
El primer semestre llegó a
su fin con muchos cambios en mi vida, el tiempo libre con el que se contaba
para echar una siesta, sacar al niño a la unidad, salir a caminar y otras
actividades fueron cambiadas por
lecturas y más lecturas muchas de ellas “fumadas” insisto, por ende los
problemas con la esposa no se hicieron esperar, - y tú que piensas, ya no le
dedicas tiempo a tu niño, estoy aburrida de verte pegado a esa computadora-. La
primera solución fue fácil y sencilla, -ya inicie y ahora tengo que terminar-
le dije. Pero los problemas no minaron, estaban ahí latentes como un corazón
palpitante, fue tanto el cansancio de luchar a contracorriente que a inicios
del segundo semestre, en el mes de febrero, se tuvo que hablar seriamente con
mi compañera, fui claro, -o me apoyas en este proyecto o mejor aquí la dejo, yo
lo que busco es un bienestar futuro para nosotros, pero si no quieres mejor
aquí se acaba-.
El episodio anterior me puso
un tanto triste, pues yo quería terminar
mi maestría, afortunadamente mi esposa comprendió y sin decir palabras con tan
sólo cambiar su conducta me dio pauta para continuar en este proyecto, así se
terminó el segundo semestre, ya con el temor del uso de la plataforma disipado,
con nuevos amigos y compañeros; es indudable, el ambiente era mucho más
agradable, la confianza, las charlas, las risas y las convivencias hicieron su
acto de presencia.
Para iniciar el tercer
semestre ahora la preocupación era otra, la tesis, ¿Cómo quisiera haber tenido
mi asesor en mi tierra?, lamentablemente no fue así, la distancia entre uno y
otro era basta y peligrosa, fue por ello que la comunicación a distancia tuvo
que entrar en función, sin embargo, como dice el dicho amor de lejos… Sí,
lamentablemente no es lo mismo, a pesar de ello hicimos todo lo posible bien
que mal realicé y puse en práctica mis cuatro microproyectos de
lecto-escritura.
A inicios del cuarto y
último semestre, la preocupación, el estrés y la tensión se elevaron de nivel,
se acortaba el tiempo y ahora venía lo más duro de la tesis, analizar la
información recabada, las preguntas eran muchas y variadas y las respuestas
escasas como el agua en el desierto.En el mes de mayo tuve a bien ir a visitar
a mi asesor a la ciudad de Guadalupe, Zac. En busca de eso que tanto anhelaba,
asesoría, después de casi seis horas de espera por fin fue recibido por ese ser
que hubiera querido tener en mi precioso pueblo, el cual lleva por nombre
Victor, conocido como “El grande”. En aproximadamente una hora me dio una
rápida pero buena asesorada, y según él me dio trabajo para quince días. No les
miento pero estamos a casi a mediados del mes de junio y aún no he podido pulir
ese trabajo para “quince días”.
En fin, cambiemos de tema,
pues el lector se empieza a quedar dormido con mis historias, platiquemos de
cosas más alegres; el domingo nueve de junio del 2013, se llegó a una meta más,
pero no a la culminación de un objetivo, la meta fue “TERMINAR LA MAESTRIA” en
su modalidad de clases presenciales, más aun me falta la culminación del
objetivo, “TITULARME”, el día que cumpla ambos ese día habré logrado eso,
triunfar, después de cientos de horas de estar pegado a una inerte pantalla de
computadora, donde las horas de sueño se han acortado para alargar las horas de
lectura y escritura, donde a la familia la he cambiado por aquellos que muy
pocos quieren, los libros, donde los días festivos los he convertido en días de
arduo trabajo, en fin mil sacrificios y más.
El día antes descrito se
cierra un ciclo en mi vida, ¡como cambiaron las cosas del primer día de clases
al último!. De aquella inmensidad de docentes a este puñado de once flamantes
profesores de distintos niveles
educativos, el primer día de clases todos, casi todos eran para mí sólo
paisanos o conocidos, en la última ya nos unían lazos más fuertes de amistad,
empezando por el profesor Hugo, el cual poco a poco se empezó a ganar mi
respeto y admiración, terminando en “un buen amigo”. A todos mis compañeros de
la maestría sólo puedo decirles que me dio mucho gusto conocerlos más a fondo,
todos y cada uno de ellos son distintos, únicos e irrepetibles, pero a todos
nos unen los mismos sentimientos, esos que sólo los profes podemos sentir.
Agradezco infinitamente a
todas las personas que hicieron posible de alguna u otra forma haber cursado
esta maestría, he superado muchos miedos y traumas, más sin embargo el
horizonte es extenso y me falta mucho camino por recorrer.
¡Adiós
escuela mía, adiós a mi salón, adiós a mis amigos, aunque siempre los lleve en
el corazón!.
ATENTAMENTE
EFRAÍN
CAMPOS GARCÍA.
Profesor Efraín:
ResponderEliminarDespués de dos años, muchas cosas han cambiado. Nuevos hábitos, nuevas lecturas, nuevas formas de ver la escuela, nueva mirada a los niños estudiantes.
Hay una transformación desde dentro. No sólo es el crecimiento intelectual.
Ahora que ha vivido la experiencia de maestro investigador tiene la tarea permanente de preguntar, leer, dudar ante toda verdad hasta llegar a convicciones que orienten y animen la vida.
Fue también una oportunidad para valorar la familia.
Adelante. Que todavía queda el último esfuerzo, el mayor: concluir la tesis.
Reciba un abrazo fraterno.
Hugo Ávila Gómez
claro que si profesor, en lo personal le agradezco mucho el haber estado con nosotros estos dos años, usted es una persona distinta. Admiro su humildad y sencillez, por eso, muchas gracias por "educar con el ejemplo".
ResponderEliminarGracias y de igual forma:
Reciba un abrazo fraterno.