Reformas
educativas, disfraz de la alienación.
La
práctica docente, desde el punto de vista particular de cada uno de
los que ejercemos esta profesión, pudiera limitarse a las
actividades que se realizan en un espacio reducido, el aula y la
escuela. Espacios donde cada uno de los agentes desarrolla un rol
específico, ser maestro o alumnos; donde cada uno de los agentes
educativos cumplen un rol asignado desde el entorno político, desde
las esferas de poder de cada país, según corresponda. Cada maestro
“innova” su práctica docente y puede externarlo mediante la
utilización de conceptos y expresiones desde la psicología, la
filosofía, la sociología, etc.
De
tiempo en tiempo surgen “cambios” que parecen responder a las
necesidades y expectativas concretas de tiempos determinados y
precisos. Surge la idea de renovar y todo gira en torno a esa idea,
pero luego ya no responden dichas expectativas y es necesario un
nuevo cambio porque se han presentado deficiencias en el sector
educativo que deben superarse.
En
nuestra experiencia profesional hemos sido parte de diferentes
cambios en el campo educativo; durante el primer año de servicio, a
finales del 99 y en el 2000, tuvimos que enfrentarnos al trabajo
multigrado, tomando en cuenta que no fuimos formados para el trabajo
en dichas escuelas, todo giró en el sentido de trabajo en escuelas
de organización completa. Así pues, buscamos todos los medios a
nuestro alcance para poder salir adelante y lograr los objetivos
previstos en nuestra labor docente en las comunidades rurales.
Periódicamente se llevaban a cabo reuniones colegiadas de la zona
escolar en la que laborabamos; la innovación eran guías y
documentos que hablaban de “gestión escolar”, trabajo
colaborativo, etc., eran términos descontextualizados (o al menos no
les encontraba sentido en ese momento) porque no permitían tener una
visión clara sobre cómo trabajar de mejor manera en el aula
multigrado, algunas veces podiamos percibir que los mismos
coordinadores del curso no sabían exactamente que era lo que estaban
pregonando. De esta manera era parte de un cambio educativo, de un
cambio donde era un extraño, donde el actuar o deber ser era
totalmente diferente a lo que mi realidad requería, lo que nuestros
alumnos necesitaban para poder abrirse paso en la vida.
Conforme
fue pasando el tiempo nuevos documentos tenían que ser revisados
mediante la asistencia a cursos, talleres, reuniones oficiales, etc.,
pero seguía sin aterrizar el asunto, todo giraba en discursos y
actividades que poco o nada servían para fortalecer el trabajo
multigrado. Los cambios se han venido dando en cada sexenio, cada
cambio de gobierno federal implica una “reforma educativa”, sea
al inicio o al final de la administración, la idea, tal parece, es
no dejar pasar el momento sin dar un pincelazo particular de la
administración en turno en el campo educativo.
Resulta
esencial discutir que para muchos, o la gran mayoría de los
individuos, es conocido el papel que juega cada uno de los agentes
educativos, sin embargo, esto dista enormemente de la realidad. Los
docentes conocen su trabajo personal, tal vez tenga idea del trabajo
de algunos colegas; podemos decir algo parecido de los alumnos, todos
estudian o van a la escuela a estudiar; y así podemos emitir
aseveraciones respecto a cada uno de estos agentes. Existen ciertas
etiquetas que se otorgan a cada uno de estos agentes de manera
infundada, como decir que el trabajo del docente se cumple solo en un
horario específico, que un alumno es inteligente, que existen malos
maestros, que una escuela es buena, etc.
A
lo largo de la historia de la humanidad dicho propósito ha venido
cambiando de acuerdo a las políticas de los gobiernos en turno.
Suele suceder que aparezcan innovaciones en la didáctica, en las
corrientes psicológicas o pedagógicas, o bien, que el gobierno en
turno aplique sus propias políticas educativas como un simple
pincelazo o un sello específico para distinguirse de las políticas
educativas anteriores. De esta manera, para el docente comprometido
con su labor, el verdadero propósito de la educación debe girar en
torno al estudiante; en el sentido de entenderlo, comprenderlo y
encausarlo hacia planteamientos que
le
signifiquen y repercutan en su vida diaria.
La
implementación de proyectos escolares es, desde nuestra concepción,
la idea de cambio que trata de tomar en cuenta al docente, la
comunidad escolar y su contexto como punto de partida para la
solución de problemas educativos; idea muy diferente a la serie de
cursos y programas que se desprenden en cascada desde nivel central
hacia la periferia. Ninguna escuela es igual, el trabajo escolar es
diferente de acuerdo a los contextos en los que se desarrolla, por lo
tanto no se puede homogeneizar la educación.
Carrizales
plantea las siguientes preguntas ¿qué buscamos cambiar? ¿en qué
consiste una práctica educativa deficiente?
Consideramos,
después de estar inmersos en esta aventura de conocimiento, que el
cambio que realmente importa es el cambio impulsado desde nuestro
propio actuar, implica hacer una autorrevisión y autorreflexión de
nuestra propia práctica docente. Después de trece años de servicio
y de ser testigos de reformas educativas y puesta en marcha de
diferentes programas que buscan encontrar la solución a los
problemas educativos, cuando en realidad solo son cortinas de humo o,
más bien, pinceladas propias del gobierno en turno, nos damos cuenta
que somos el producto de un sin fin de prácticas educativas que
reproducimos en diferente medida en nuestra práctica diaria, agenas
a nuestra realidad, agenas a las exigencias de la sociedad en que
vivimos. Se requiere estar fuera de la alienación a la cual hemos
estado sometidos toda una vida.
La
solución a los problemas educativos y la falta de calidad en la
educación puede encontrarse más cerca de lo que creemos, no esta en
los discursos de dirigentes nacionales en el sector educativo, en la
política en general de nuestro país. Se encuentra en la
modificación de ciertas costumbres propias, en poner en tela de
juicio todo lo que hemos considerado como verdad absoluta y tocar
fondo respecto al autoanálisis de nuestra práctica docente.
Carrizales
caracterizó la ideología alienante como la concepción falsa, de
clase, hegemónica, residente en la experiencia; en donde se
recrea a través de sus manifestaciones cognoscitivas, valorativas y
lógicas, particularmente en las dos últimas.
¿Qué
hacer ante la avalancha de falsa información del poder en turno?
¿Cómo demostrar a la sociedad que los medios de comunicación al
servicio del aparato gubernamental mienten con sus historias falsas?
Concluimos
esta reflexión diciendo que las sociedades actuales estan en
constante cambio, y ese cambio repercute en la educación actual, de
tal manera que como docentes debemos estar en constante autocrítica
de nuestra labor para poder cumplir con las demandas sociales
actuales, para lograr una verdadera transformación de nuestro
sistema educativo. En la medida del cumplimento de nuestro compromiso
social estamos demostrando a todos cuál es nuesta misión, cual es
el sentido de nuestro trabajo. Podemos ser simples reproductores de
planes y programas pero también podemos lograr que nuestros alumnos
sean críticos y autocríticos de lo que acontece en la sociedad. La
alienación social es una condición necesaria para el poder; el
poder de decisión y transformación se encuentra en cada uno de
nosotros.
BIBLIOGRAFÍA.
- CARRIZALES Retamoza, César. “Alieación y cambio en la práctica docente” Universidad Pedagógica de México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario