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sábado, 13 de abril de 2013

Reformas educativas, disfraz de la alienación.

Reformas educativas, disfraz de la alienación.

La práctica docente, desde el punto de vista particular de cada uno de los que ejercemos esta profesión, pudiera limitarse a las actividades que se realizan en un espacio reducido, el aula y la escuela. Espacios donde cada uno de los agentes desarrolla un rol específico, ser maestro o alumnos; donde cada uno de los agentes educativos cumplen un rol asignado desde el entorno político, desde las esferas de poder de cada país, según corresponda. Cada maestro “innova” su práctica docente y puede externarlo mediante la utilización de conceptos y expresiones desde la psicología, la filosofía, la sociología, etc.

De tiempo en tiempo surgen “cambios” que parecen responder a las necesidades y expectativas concretas de tiempos determinados y precisos. Surge la idea de renovar y todo gira en torno a esa idea, pero luego ya no responden dichas expectativas y es necesario un nuevo cambio porque se han presentado deficiencias en el sector educativo que deben superarse.

En nuestra experiencia profesional hemos sido parte de diferentes cambios en el campo educativo; durante el primer año de servicio, a finales del 99 y en el 2000, tuvimos que enfrentarnos al trabajo multigrado, tomando en cuenta que no fuimos formados para el trabajo en dichas escuelas, todo giró en el sentido de trabajo en escuelas de organización completa. Así pues, buscamos todos los medios a nuestro alcance para poder salir adelante y lograr los objetivos previstos en nuestra labor docente en las comunidades rurales. Periódicamente se llevaban a cabo reuniones colegiadas de la zona escolar en la que laborabamos; la innovación eran guías y documentos que hablaban de “gestión escolar”, trabajo colaborativo, etc., eran términos descontextualizados (o al menos no les encontraba sentido en ese momento) porque no permitían tener una visión clara sobre cómo trabajar de mejor manera en el aula multigrado, algunas veces podiamos percibir que los mismos coordinadores del curso no sabían exactamente que era lo que estaban pregonando. De esta manera era parte de un cambio educativo, de un cambio donde era un extraño, donde el actuar o deber ser era totalmente diferente a lo que mi realidad requería, lo que nuestros alumnos necesitaban para poder abrirse paso en la vida.

Conforme fue pasando el tiempo nuevos documentos tenían que ser revisados mediante la asistencia a cursos, talleres, reuniones oficiales, etc., pero seguía sin aterrizar el asunto, todo giraba en discursos y actividades que poco o nada servían para fortalecer el trabajo multigrado. Los cambios se han venido dando en cada sexenio, cada cambio de gobierno federal implica una “reforma educativa”, sea al inicio o al final de la administración, la idea, tal parece, es no dejar pasar el momento sin dar un pincelazo particular de la administración en turno en el campo educativo.

Resulta esencial discutir que para muchos, o la gran mayoría de los individuos, es conocido el papel que juega cada uno de los agentes educativos, sin embargo, esto dista enormemente de la realidad. Los docentes conocen su trabajo personal, tal vez tenga idea del trabajo de algunos colegas; podemos decir algo parecido de los alumnos, todos estudian o van a la escuela a estudiar; y así podemos emitir aseveraciones respecto a cada uno de estos agentes. Existen ciertas etiquetas que se otorgan a cada uno de estos agentes de manera infundada, como decir que el trabajo del docente se cumple solo en un horario específico, que un alumno es inteligente, que existen malos maestros, que una escuela es buena, etc.


A lo largo de la historia de la humanidad dicho propósito ha venido cambiando de acuerdo a las políticas de los gobiernos en turno. Suele suceder que aparezcan innovaciones en la didáctica, en las corrientes psicológicas o pedagógicas, o bien, que el gobierno en turno aplique sus propias políticas educativas como un simple pincelazo o un sello específico para distinguirse de las políticas educativas anteriores. De esta manera, para el docente comprometido con su labor, el verdadero propósito de la educación debe girar en torno al estudiante; en el sentido de entenderlo, comprenderlo y encausarlo hacia planteamientos que
le signifiquen y repercutan en su vida diaria.

La implementación de proyectos escolares es, desde nuestra concepción, la idea de cambio que trata de tomar en cuenta al docente, la comunidad escolar y su contexto como punto de partida para la solución de problemas educativos; idea muy diferente a la serie de cursos y programas que se desprenden en cascada desde nivel central hacia la periferia. Ninguna escuela es igual, el trabajo escolar es diferente de acuerdo a los contextos en los que se desarrolla, por lo tanto no se puede homogeneizar la educación.

Carrizales plantea las siguientes preguntas ¿qué buscamos cambiar? ¿en qué consiste una práctica educativa deficiente?

Consideramos, después de estar inmersos en esta aventura de conocimiento, que el cambio que realmente importa es el cambio impulsado desde nuestro propio actuar, implica hacer una autorrevisión y autorreflexión de nuestra propia práctica docente. Después de trece años de servicio y de ser testigos de reformas educativas y puesta en marcha de diferentes programas que buscan encontrar la solución a los problemas educativos, cuando en realidad solo son cortinas de humo o, más bien, pinceladas propias del gobierno en turno, nos damos cuenta que somos el producto de un sin fin de prácticas educativas que reproducimos en diferente medida en nuestra práctica diaria, agenas a nuestra realidad, agenas a las exigencias de la sociedad en que vivimos. Se requiere estar fuera de la alienación a la cual hemos estado sometidos toda una vida.

La solución a los problemas educativos y la falta de calidad en la educación puede encontrarse más cerca de lo que creemos, no esta en los discursos de dirigentes nacionales en el sector educativo, en la política en general de nuestro país. Se encuentra en la modificación de ciertas costumbres propias, en poner en tela de juicio todo lo que hemos considerado como verdad absoluta y tocar fondo respecto al autoanálisis de nuestra práctica docente.

Carrizales caracterizó la ideología alienante como la concepción falsa, de clase, hegemónica, residente en la experiencia; en donde se recrea a través de sus manifestaciones cognoscitivas, valorativas y lógicas, particularmente en las dos últimas.

¿Qué hacer ante la avalancha de falsa información del poder en turno? ¿Cómo demostrar a la sociedad que los medios de comunicación al servicio del aparato gubernamental mienten con sus historias falsas?

Concluimos esta reflexión diciendo que las sociedades actuales estan en constante cambio, y ese cambio repercute en la educación actual, de tal manera que como docentes debemos estar en constante autocrítica de nuestra labor para poder cumplir con las demandas sociales actuales, para lograr una verdadera transformación de nuestro sistema educativo. En la medida del cumplimento de nuestro compromiso social estamos demostrando a todos cuál es nuesta misión, cual es el sentido de nuestro trabajo. Podemos ser simples reproductores de planes y programas pero también podemos lograr que nuestros alumnos sean críticos y autocríticos de lo que acontece en la sociedad. La alienación social es una condición necesaria para el poder; el poder de decisión y transformación se encuentra en cada uno de nosotros.


BIBLIOGRAFÍA.
  1. CARRIZALES Retamoza, César. “Alieación y cambio en la práctica docente” Universidad Pedagógica de México.

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