¿Cómo se da la vivencia escolar
de la aplicación de políticas educativas homogeneizadoras y
uniformizadoras? ¿qué se pretende con ellas?
Después de la Revolución Mexicana de
1910 se busca la homogeneización y uniformación de las políticas
educativas teniendo el control el gobierno federal. Se pretendía en
su inicio unificar una ideología en todo el país, es decir, buscar
ese elemento que diera solidez a los diferentes reclamos y exigencias
sociales de esa época. Construir la nación a partir de políticas
homogéneas en toda la república mexicana.
En la actualidad, desde una
perspectiva muy personal, consideramos que las políticas educativas
homogeneizadoras y uniformizadoras siguen respondiendo a intereses
particulares de las clases políticas que mantienen el poder de
nuestro país, que requieren de cierto perfil del ciudadano que
encaje en su modelo de nación, el que ellos requieren y necesitan.
Las políticas educativas actuales,
aún no descentralizadas del todo dado que la federación continua
teniendo el control del sistema, funcionan en una especie de cascada;
desde nivel central se generan los programas y proyectos educativos
que se aplicarán en todo el territorio mexicano; una vez elaborados,
los representantes de la educación en cada estado se encargan de
llevar dichas ideas hacia sus terrenos respectivos donde ahí se
reproducirá el mandato a los coordinadores regionales, jefe de
sector, supervisores y directores y éstos a su vez a los docentes
frente a grupo. Pero la realidad no es así de simple, la imagen
central se distorsiona en cada escalón en el cual se reproduce el
mandato, cada sector interpreta los programas de acuerdo a intereses.
Los docentes frente a grupo cumplimos
órdenes diversas sobre cómo desarrollar nuestro trabajo, somos
ejecutores y receptores, pero pocas veces, o mejor dicho, nunca, se
toman en cuenta nuestros puntos de vista para la elaboración de
estrategias que favorezcan los procesos de enseñanza en nuestros
centros escolares.
Consideramos que el Programa Escuelas
de Calidad y los Programas Compensatorios han tratado de dar cierta
libertad a los docentes para formular sus propios proyectos
escolares; partir desde las necesidades y fortalezas propias de cada
centro escolar, pero siempre existe ese hilo negro que maneja y da
rumbo a la educación en nuestro país.
Hemos laborado en diferentes centros
de trabajo: unitarios, bidocentes y de organización completa, y cada
uno de esos centros escolares tienen sus propias particularidades, su
propio contexto social, y por lo tanto, los resultados obtenidos
académicamente son distintos en cada uno de ellos.
Durante nuestro trabajo como asesor
técnico rural en la Supervisión Escolar No. 56 de educación
primaria, con cabecera en Teul de González Ortega, fuimos testigos
de los señalamientos del jefe de sector hacia aquellas escuelas que
obtenían bajos resultados académicos en la prueba Enlace, en dichas
críticas solo se pronuncian señalamientos desde lo cuantitativo, no
existe un análisis de la movilidad de los maestros en ciertas zonas
escolares, los contextos, las carencias de las comunidades, en fin,
se nos pone en competencia contra todo un universo de escuelas a
nivel nacional, tengamos o no dificultades laborales o desventajas
frente a escuelas con mejores situaciones, es, en fin, una prueba
estandarizada que pretende medir los alcances de la homogeneización
y uniformización de la educación en el país.
Frente a tanta exigencia de nuestras
autoridades educativas en su afán de alcanzar los objetivos que se
plantean a nivel central el maestro común solo tiene la alternativa
de cumplir las órdenes de los superiores o hacer todo lo que esta a
su alcance por lograr que sus alumnos adquieran herramientas que le
sean útiles para su vida, con el gobierno, sin el gobierno y a pesar
del gobierno y sus políticas educativas.
TENTI Fanfani, Emilio. “El
oficio del maestro: contradicciones inciales”,
en Maestros. Formación, práctica y transformación escolar. Miño y
Dávila editores S.R.L. Buenos Aires, Argentina. 1998.
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