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martes, 12 de febrero de 2013


Ya no es amarillismo… ahora somos el blanco


De antaño a lo contemporáneo hay un sin número de pensadores, filósofos, pedagogos de diferentes corrientes ideológicas como los socráticos, en donde la sociología educativa y cultural siguen denominando al profesor o maestro como guía, aun que ya no tanto espiritual, sino en lo conductual, ya que se nos delegan responsabilidades de guía (todólogo) para los estudiantes.

Por lo que nosotros debemos de tener características deseables o “competencias docentes” como lo dicen hoy en día las reformas, en donde nuestra formación está siendo guiada por normativas que incluyen aspectos culturales de la sociedad tanto de nuestra etapa formativa de docente como de actor social en nuestro pueblo o comunidad a la que pertenecemos.

Años no muy atrás el docente se mostraba como una figura, que de cierta forma respetaban, situación que fue cambiando por el desgaste de las fricciones en la heterogeneidad de la sociedad y mas por las distintas ideologías, pues “maestro no es (como fue el leccionista o son el instructor y el enseñante) quien instruye o quien enseña, sino quien tiene la fuerza de imponerse como modelo ante otro.”[1], definición de una profesión a mi punto de vista muy burda, ya que significa de cierta forma imponer.

Ideológicamente el constructivismo nos denoto el nombre de guía, por lo que nosotros no imponemos, simplemente tratamos de guiar a los alumnos para que obtengan un aprendizaje significativo que sea aplicable a sus necesidades contextuales.

Al parecer hoy los profesores somos atacados desde varios flancos, pues nuestra vida paso a primer plano al reprendernos en cada paso que damos, bueno o malo, ya que culturalmente somos una imagen social, que debemos de dar el ejemplo, pero, hay límites, pues somos en la actualidad los profesionistas más criticados. Dejándonos en un terreno inseguro, aplicando el deber ser y lo que en realidad somos, pero yo digo, que somos el producto de una sociedad que no está definida culturalmente y menos ideológicamente, ya que la docencia es la madre de todas las profesiones, y si no hubieran buenos profesores, no hubiera buenos doctores, arquitectos, etc.

Hace no muchos días, recogí un papelito de una alumna, pues se estaban pasando recaditos, y cual fue mi sorpresa al ver que estaban criticándome, no puedo decir que no me afecto, pues fue evidente mi reacción, de pronto mire hacia todos lados, pensando que reían de mi, y no supe que hacer, proseguí con mi explicación, mientras las letras que había leído no me dejaban concentrarme, agarre nuevamente el papel y mande hablar a la autora del escrito, le hice ver que estuvo mal lo que criticaba de mi, pues no era en lo mas mínimo académico, era sobre mi persona y situación económica, fue donde me pregunte ¿En qué parte estoy, el trabajo me va a llevar a un lugar?, comprendí que ni populares ni mini-burgueses…. Termine mi clase, fui a la sala de maestros y me senté a reflexionar, mi actuar como docente los incitara a que me critiquen, o simplemente quieren estar “#$%&/(, en fin, no llegue a ninguna conclusión, pero vi que en mi posición cultural como docente represento el blanco de críticas, por lo general ofensivas y en pocos casos de reconocimiento.
Me gustaría que leyeran la nota de una de mis alumnas, la que desequilibro un temple con palabras quizá sin sentido… pero personales:

Aa: puedes creer k el profe no puede pagar una leche en polvo para sus crías y las debe.
Ao: ¿Y tu como sabes?
Aa: Xk vi… es un loser

Estos son los días que marcan y me ponen a prueba… temple, actitud y educación… digo educación porque no tiene nada que ver en el aspecto formativo, o acaso ¿llevamos una asignatura como docentes para resistir agresiones de este tipo?, yo solamente digo, que nos encontramos como tiro al blanco… a diferencia de antaño, que los alumnos regalaban manzanas a sus profesores... pero esto sin generalizar, que de todo hay.

 “No necesito saberlo todo, tan sólo necesito saber dónde encontrar aquello que me hace falta cuando lo necesite… Albert Einstein”



[1] LERENA, Carlos, el oficio del maestro, posición y papel del profesorado de primera enseñanza España. P. 26

2 comentarios:

  1. Gracias por su gesto de compartir una vivencia, que se desprende, justamente, del sentido de la lectura, de Carlos Lerena.

    Nuestro papel como profesores es ambiguo y contradictorio, y esto se dice con la tranquilidad de los dedos pulsando las teclas de la computadora. Pero cuando dejamos que la fuerza de las ideas lleguen a la llaga de la experiencia viva, es cuando el texto toma la fuerza de lo vivo, letras que palpitan vida.

    Su texto combina la energía del relato con la claridad de ideas que se desprenden de una lectura atenta.

    Paz y bien.


    Hugo Ávila Gómez

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    Respuestas
    1. El oficio del maestro: Contradicciones iniciales.
      Emilio Tenti Fanfani.
      Las competencias del magisterio.
      La docencia es una de las actividades profesionales que mayores niveles de exigencia presentan. Estas circunstancias se manifiestan todavía más si consideramos las demandas que las sociedades actuales han ido acumulando recientemente a la escuela.
      Es por ello que la docencia se ha convertido en una profesión compleja, hoy más que nunca la sociedad exige del docente conocimientos y competencias que van más allá de su formación inicial y de la propia experiencia. Se requiere otras cosas, como las nuevas capacidades para el pensamiento complejo conocedor de contenidos curriculares.
      Si bien la formación inicial brinda elementos básicos para el desarrollo de las actividades frente a grupo, la realidad demanda la construcción permanente de distintos tipos de conocimientos y formas de actuar que atiendan a la diversidad presente todos los días en las aulas. Esto exige a los maestros que desarrollen procesos de formación que les permitan fortalecer sus competencias profesionales.
      Las competencias según Frade son concebidas como un conjunto de saberes que al ser utilizados mediante habilidades de pensamiento en distintas situaciones, generan diferentes destrezas en la resolución de los problemas de la vida y su transformación, bajo un código de valores previamente aceptados, que muestra una actividad concreta frente al desempeño realizado, es una capacidad de hacer algo.
      La competitividad entre los actores de la educación alumnos y docentes, bajo perspectivas internacionales que promueven la noción de adecuar la política educativa a un enfoque de modernidad, en la cual se propone desde la educación básica el desarrollo de competencias en nuestros alumnos.

      Juan José Castañeda Curiel….

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