EL ETHOS DEL PROFESORADO
Sin duda alguna el oficio de ser maestro ha sido a lo largo de
la historia una de las profesiones más respetadas, pero también de las más
criticadas, debido principalmente a que es una labor que se desempeña entre y
para la mejor convivencia de la sociedad.
En la antigüedad, consideraban al maestro como el confesor, el
encargado de curar almas, relacionando directamente la práctica educativa con
la religiosa, al escuchar esto quizá suene como algo absurdo, pero si ponemos
atención, podremos darnos cuenta, que efectivamente, un verdadero maestro se
encarga no solo de ofrecerle a sus alumnos conocimientos, habilidades,
actitudes, valores, y competencias, sino que en muchas ocasiones es el
encargado de guiar, y apoyar a los alumnos que tienen problemas, inclusive
fuera de la escuela.
Lamentablemente esta imagen tan negativa, y llena de críticas,
en algunos casos tienen razón de ser, ya que así como hay maestros con mucha
vocación y entregados a su trabajo, existen otros más que no están dispuestos a
convivir, conocer, y apoyar a legitimizar la cultura dominante, solo hacen como
que trabajan para que les paguen.
Y este es un grave problema ya que si los alumnos ven que el
maestro se comporta como un extraño sociólogico, que solo está físicamente en el
grupo, pero no quiere formar parte de la realidad, poco a poco se sentirán
menos identificado con él, se presentará mayor indisciplina, menos
participación e interés por parte de los alumnos y de la comunidad en general.
Esto nos debe hacer reflexionar en el impacto tan grande que
desempeña un maestro, dentro de la sociedad, con lo cual nos compromete a tener
una función social objetiva, a buscar las técnicas pedagógicas apropiadas y
adecuadas al grupo o clase donde nos toque trabajar, adecuándonos a nuestra
realidad, usar un poco de tradicionalismo, pero complementarlo con el
progresismo, pero sobre todo buscar que nuestros alumnos nos sientan parte de
su vida, que se sientan identificados.
Pero sobre todo tenemos que hacer que las críticas que hay en
medios de comunicación y demás lugares no nos afecten, enfocarnos en formar
mejores ciudadanos, solo de esta manera el oficio de ser maestro puede volver a
tomar más valor, seremos respetados y sobre todo apoyados, uniéndonos y
comprendiendo que todos necesitan de un maestro, para poder llegar a ser
personas útiles para la sociedad.
Bibliografía:
LERENA,
Carlos, “El oficio del maestro. Posición y papel del profesorado, de primera
enseñanza en España”. 1998, en: ALLIAUD, Andrea, y DUSCHATZKY, Laura, Maestros.
Formación, práctica y transformación escolar, Buenos Aires: Niño y Dávila
Editores-Universidad de Buenos Aires, pp. 23-61.
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