Visitantes

viernes, 15 de febrero de 2013

EL ETHOS DEL PROFESORADO

Sin duda alguna el oficio de ser maestro ha sido a lo largo de la historia una de las profesiones más respetadas, pero también de las más criticadas, debido principalmente a que es una labor que se desempeña entre y para la mejor convivencia de la sociedad.
En la antigüedad, consideraban al maestro como el confesor, el encargado de curar almas, relacionando directamente la práctica educativa con la religiosa, al escuchar esto quizá suene como algo absurdo, pero si ponemos atención, podremos darnos cuenta, que efectivamente, un verdadero maestro se encarga no solo de ofrecerle a sus alumnos conocimientos, habilidades, actitudes, valores, y competencias, sino que en muchas ocasiones es el encargado de guiar, y apoyar a los alumnos que tienen problemas, inclusive fuera de la escuela.
Lamentablemente esta imagen tan negativa, y llena de críticas, en algunos casos tienen razón de ser, ya que así como hay maestros con mucha vocación y entregados a su trabajo, existen otros más que no están dispuestos a convivir, conocer, y apoyar a legitimizar la cultura dominante, solo hacen como que trabajan para que les  paguen.
Y este es un grave problema ya que si los alumnos ven que el maestro se comporta como un extraño sociólogico, que solo está físicamente en el grupo, pero no quiere formar parte de la realidad, poco a poco se sentirán menos identificado con él, se presentará mayor indisciplina, menos participación e interés por parte de los alumnos y de la comunidad en general.
Esto nos debe hacer reflexionar en el impacto tan grande que desempeña un maestro, dentro de la sociedad, con lo cual nos compromete a tener una función social objetiva, a buscar las técnicas pedagógicas apropiadas y adecuadas al grupo o clase donde nos toque trabajar, adecuándonos a nuestra realidad, usar un poco de tradicionalismo, pero complementarlo con el progresismo, pero sobre todo buscar que nuestros alumnos nos sientan parte de su vida, que se sientan identificados.
Pero sobre todo tenemos que hacer que las críticas que hay en medios de comunicación y demás lugares no nos afecten, enfocarnos en formar mejores ciudadanos, solo de esta manera el oficio de ser maestro puede volver a tomar más valor, seremos respetados y sobre todo apoyados, uniéndonos y comprendiendo que todos necesitan de un maestro, para poder llegar a ser personas útiles para la sociedad. 
 Bibliografía:
LERENA, Carlos, “El oficio del maestro. Posición y papel del profesorado, de primera enseñanza en España”. 1998, en: ALLIAUD, Andrea, y DUSCHATZKY, Laura, Maestros. Formación, práctica y transformación escolar, Buenos Aires: Niño y Dávila Editores-Universidad de Buenos Aires, pp. 23-61.

No hay comentarios:

Publicar un comentario