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viernes, 22 de febrero de 2013


El OFICIO DEL MAESTRO

Emilio Tenti Fanfani

“Sólo el deseo de hacer el bien en silencio y en el olvido es el móvil puro y verdadero de abrazarla” (D.J.A. y D.M.C, 1871 en Tenti Fanfani, 1988).
 

Silencio y olvido, estas son 2 palabras que sin duda alguna entienden a la perfección los Maestros, ya que su labor exige de ellos trabajar aunque no tengan el reconocimiento de nadie, con la mentalidad de que algún día su trabajo puede quedar en el olvido.

A pesar de ello, los maestros siguen trabajando con la misma entrega día a día, formando a los futuros ciudadanos de nuestro país, y dispuestos a sacrificar parte de su sueldo, horas de descanso, inclusive a su familia con tal de dar lo mejor de sí en cada una de sus clases.

A esto es a lo que yo le llamo vocación; un Maestro con vocación es capaz de moldear almas, espíritus, inclusive a pesar de no contar con apoyo de padres de familia, autoridades educativas, materiales, premios, ni instintivos, ni nada, trabaja solo por la convicción, y está consciente de la gran responsabilidad y compromiso que tiene con la sociedad.

La vocación es algo con lo que se nace, así como se nace cantante, o como el llamado de un sacerdote, cuando se lleva consigo se nota, ya que un Maestro sabe perfectamente que nunca tendrá nos himnos del héroe ni las palabras de un mártir, ni las condecoraciones de un sabio, ni el aplauso de un artista, y a pesar de ello, su labor estará llena siempre de sacrificios, amor, y humildad.

Pero además de vocación un Maestro tiene que tener otras cualidades, como lo son: dominar un método, y también los conocimientos científicos suficientes para orientar a sus alumnos en las dudas que manifiesten.

En la actualidad todas estas cualidades del maestro siguen vigentes y son reales, inclusive, con tantas críticas por parte de los medios de comunicación y de la sociedad en general, la figura del maestro ha caído por los pisos, sus discursos sobre educación se han vuelto incongruentes y un ataque constante para el magisterio culpándonos de todo lo que pasa a nuestro alrededor.

Esta situación debe de cambiar, y así como en su tiempo se le daba el reconocimiento a los maestros por su labor tan humana, ahora se debe de hacer lo mismo, apoyarnos en vez de atacarnos, dialogar, y sobre todo dejar de lado tantos intereses políticos y personales de los dirigentes del Sindicato y de la SEP, parece que están jugando con la educación de nuestro país con tantas reformas, que cada año cambian, con acuerdos que en meses dicen que siempre no, por ejemplo el certificado de sexto de primaria, y la cartilla de evaluación.

A final de cuenta nos están poniendo muchas trabas para que huyamos, sin embargo, no saben que para los Maestros nuestra profesión es sagrada, y aunque sea una labor silenciosa, siempre habrá alguien que reclame nuestra presencia, preparación, cariño, instrucción, paciencia, consejos, etc. porque ya formamos parte de la vida de muchos de nuestros alumnos, y aunque no permanezcamos en el servicio, seremos recordados siempre, en la mente y en el corazón de miles de niños, aunque los adultos nos olviden.

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