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lunes, 4 de febrero de 2013

¿CÓMO TRANSFORMAR Y MEJORAR NUESTRA PRÁCTICA DOCENTE?


 

La reflexión antes, durante y después de cada una de nuestras acciones, los profesores siguen renuentes a la evaluación universal y la reforma laboral, mientras el congreso analiza la situación donde se argumenta sobre la importante necesidad de un cambio estructural, principalmente en los términos educativos….parece que es un lunes por la mañana donde los encabezados de los principales noticieros hacen hincapié en lo que políticamente hablando pasa en el país.

                 Mientras tanto yo me dirijo a mi lugar de trabajo una escuela grande, llena de caritas inocentes que me saludan con gran alegría y me das las pautas para reflexionar, estos niños son el futuro de García de la Cadena, estas criaturas son el futuro de nuestra sociedad, ¿puedo contribuir a que estos futuros ciudadanos piensen y actúen en el bien social común, pero como llegar a esto?, es aquí donde intervienen un sinfín de factores que directa o indirectamente contribuyen a el ramo educativo.

                 La práctica docente no es un sujeto en el que solo pueda intervenir alumnos y maestros y  aunque la práctica educativa va muy de la mano con la ya antes mencionada recordemos que como autores en este tema estamos obligados a aceptar y ejecutar las reformas educativas, laborales y un sinfín de cambios que influyen en nuestra labor como profesores, sin embrago en resumidas cuentas podemos dar lo mejor de nosotros como profesores dentro del aula, quizás no cambiamos circunstancias pero contribuimos a un pensamiento distinto a una manera de actuar en bien y prosperidad de las nuevas generaciones, desde donde? Desde mi clase con mis alumnos.

                 Los cambios no surgen de la noche a la mañana, se inician con una idea que termina ser un plan en acción sustentado por experiencias ajenas. Los cambios son necesarios, ya que nuestra sociedad es cambiante es muy importante que los docentes reconozcamos la necesidad de estos y a su vez erradicar la idea de que “La ideología para desconocer la realidad sustituye el conocimientos real por ilusiones” (pag4.).

                 El presupuesto que designa la nación para el ramo educativo ese uno de los más grandes, sin embargo todo se queda en el aparentemente, aparentamos que se dan cursos, aprontamos que los alumnos mejoran su desempeño académico, aparentamos que el analfabetismo es cada vez menor en nuestro país, y todo con el fin de rendir cuentas al gran recurso designado tanto por el gobierno estatal como federal y que brinda resultados aparentemente favorables.

                 Y la sociedad real no refleja los resultados positivos en el bien de la humanidad, cada día muren más personas por violencia, hay mas asaltos, mayor desempleo, los índices de pobreza y desnutrición aumentan y un sinfín de detalle sociales que nos dicen “Querida sociedad mexicana estas fallando”, entonces yo como profesora me pregunto cuales son los cambios que debo hacer sobre mi practica, puesto que es muy claro que hay que cambiar la población lo exige, no podemos estar en la postura de que todo esta bien cundo el mundo donde vivimos no dice esto.

Suena verdaderamente utópico pensar que la culpa es de los metros o de la sociedad por que todos sabemos que el mundo gira y está en manos de algunos cantos tal como "Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad ejerce, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan al propio tiempo por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente “(Marx. C.1974).

 

Lo antes mencionado es un claro ejemplo de que no somos otra cosa que técnicos de la educación, sabiendo que nuestro trabajo esta comandado por seres ajenos a con intereses personales, pensando en el enriquecimiento de ciertos grupos, desatendiendo las necesidades de nuestra sociedad.

 

La reflexión es una parte primordial en el saber ser de la humanidad puesto que es una autoevaluación de que lo que hago en base a lo que la sociedad exige, no se trata de castigarnos diciendo que no funciona lo que hago o de que no tiene caso alguno que me mantenga en busca de mejora mi práctica docente y educativa, va mas allá de esto, es trabajar a un nivel de calidad viendo mis debilidades, fortalezas, oportunidades y acidules en beneficio de la humanidad, para ello se requiere la participación de un conjunto social donde todos se involucren de manera responsable en un fin en común, de este modo la constante búsqueda de mejora podría ser más sencilla y efectiva mientras se actué como ya lo mencionaba anteriormente de forma responsable con lo que a cada sujeto corresponda.

 

Todo debe tener un inicio y creo que en esta situación todo debe nacer desde mi interior yo principalmente debo pensar cómo puedo mejorar y poner lo que este de mi parte para contribuir a ello puesto que  “Tal reconceptualización requiere ser realizada por el mismo docente, él es quien debe transitar su crisis, lo que significa dejar de creer en lo que he creído, dejar de pensar como he pensado y dejar de hacer como he hecho; pues de no ser así, si la reconceptualización les llega del exterior, la interpretarán desde su marco interpretativo alienado. No es posible que realicen la transformación si la propuesta les llega desde fuera -ilusión política o idealismo pedagógico-, pero sí lo es que localicen la residencia del poder alienante en su práctica docente y ensayen caminos hacia su transformación (LERENA, Carlos, 1998)

 

 

La experiencia y el comportamiento del docente

 





                 En la mayoría de los discursos pedagógicos se habla de conocer al sujeto, para lograr diseñar una estrategia que guie al alumno al aprendizaje, sin embargo este concepto es subjetivo puesto que todos los seres de este planeta somos, y pensamos de alguna manera por lo tanto conocer no es un conocimiento generalizado sino personalizado, “En síntesis el docente sustituye el saber académico con su experiencia, en ésta dominan tipologías, las cuales a su vez representan seudocomportamientos idealizados por su experiencia”(Lerena, Carlos, 1998).

 

 

                 El conocer al alumno se da por la observación y se apoya por teorías y por el docente como sujeto, aquí la labor del profesor pareciera similar a la de un medico pues cuando un enfermo llega a consulta se trata de organizar un cuadro de diagnostico y se le administra al paciente las substancias que posiblemente solucionen, ayuden a solucionar y erradicar el padecimiento; así mismo sucede en él la práctica educativa, el profesor con su experiencia y conocimiento tiene que hacer un diagnostico y aplicar alguna técnica o solución lleve al alumno a el objetivo deseado. Sin embargo no hay trabajar con seres humanos que es una descubrimiento, un experimento y una paradoja de más de dos vértices pues todos tenemos una historia, que nos hace no ser parte de la homegenializacion con la que se trata a la educación “Conocer el comportamiento no es lo mismo que conocer la experiencia” (Laing, R. 1983). Por tanto no hay fórmula secreta, ni exacta para términos de enseñanza y esto nos invita a que nosotros los maestros estemos en constante observación, reflexión y acción de lo que pasa en nuestra clase, la actualización contante no solo en técnicas pedagógicas sino en el rose social donde desempeñamos nuestro trabajo, esto nos  colabora para acertar de una mejor manera en nuestra labor docente.

 

 

                 El hecho de que el supuesto conocimiento del alumno nos ayude a tener un desempeño mejor dentro del aula no quiere decir que esta acción sea utópica, sino que debe abrir nuestros ojos al universo de la reflexión y búsqueda constante sobre todo lo que acontece, al término de cada clase, cada ciclo siempre habrá cosas por mejorar que posiblemente serán utilizadas posteriormente, algunas veces con resultados favorables otras no, pero a mi puto de vista quien sabe la mayoría de trucos en un juego tiene más posibilidades de hacer todas las artimañas para ganar, así mismo sucede en el enseñanza nunca existirá un método perfecto y menos comprobable pero entre mas herramientas tengamos ya sea de teóricos o prácticos sin duda alguna lograra mejores resultados que quien no conoce las reglas del juego, solo mueve las piensa por que esta jugado.

 

Lo paradójico de la práctica docente

 

                 La práctica docente y educativa tiene como objetivo atender a las necesidades sociales que generen cambios favorables en la sociedad, sin embargo todos caminamos dentro de un mismo circulo, por mayores que sean mis adaptaciones en el salón de clase, por mayor que sea el esfuerzo del alumno para formular un pensamiento crítico y reflexivo todo cae en la homegializacion social, de no ser así y actuar contracorriente, el trabajo tendrá repercusiones laborales y sociales, e aquí la paradoja de que “se hace lo que queremos pero sin salirnos de lo que se quiere”, y este quizás sea el argumento para la homogenización de la educación.

 

                 La situación antes mencionada no es ajena al conocimiento del profesor, situación que nos lleva a la “pausa en acción” como aquella balsa en medio de la laguna girando a todo motor remando a un solo lado, provocando círculos que no dejan avanzar, mismamente pasa esto en la educación, mientras sigan habiendo reformas, cursos de actualización, inversiones millonarias en equipar las escuelas y un sinfín de esfuerzos por aparentar que las cosas cambian sin salir de lo mismo, no habrá cambios mientras tu que estas frente del aula, en una pequeña o grande aula dentro de una escuela no lo decida, no hay cambio posible si los actores principales no toman el plan de acción.

 

 

 

Bibliografía

 

 

LERENA, Carlos, “El oficio de maestro. Posición y papel del profesorado de primera enseñanza en España” (1998), en: ALLIAUD, Andrea, y DUSCHATZKY, Laura, Maestros. Formación, práctica y transformación escolar, Buenos Aires: Niño y Dávila Editores-Universidad de Buenos Aires, pp. 23-61.

 

 

 

 

 

 

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